La exposición "Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio" llega a la Sala de Exposiciones Arte Canal de Madrid y permanecerá en la capital hasta el 5 de mayo de 2013.
Esta es una interesantísima exposición con una iluminación y efectos excelentes que nos lleva a las ciudades cercanas al Vesubio en el año 79 con un recorrido que pasa por la admiración del estado de tales lugares, casas y objetos y su devastación por la erupción del famoso volcán, finalmente se puede admirar la gran labor del rey Carlos III "el rey arqueólogo", quien, gracias a su amor por el patrimonio y la arqueología ha llegado a nosotros gran cantidad de material cuidado y en excelente estado pues fomentó el espíritu de la arqueología tal como la entendemos hoy en día y, por último, algunos de los restos romanos muy interesantes encontrados en la Península Ibérica.
Esta exposición significa la posibilidad de ver un instante detenido en el tiempo. Todos los restos romanos encontrados suelen tener que afrontar el inevitable deterioro producido por el paso del tiempo, al igual que ocurre en el resto de las grandes civilizaciones antiguas. Sin embargo, la catástrofe que recayó sobre estas ciudades ha permitido conservar de manera excepcional las más de 600 piezas expuestas, la mayoría de ellas procedentes del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
Preciosas vajillas de plata, muebles, objetos de cirujía y medicina, fuentes, lucernas, joyas, monedas, esculturas de bronce con ojos que parece que miran desde la eternidad con un cuerpo en movimiento detenido en el tiempo, bustos de familiares, estatuas de políticos, dioses recrean las calles y las casas de algunas de las ciudades afectadas por el volcán como fueron Pompeya o Herculano antes de su erupción, en la siguiente fase de la exposición gracias a unos excelentes documentales se aprecia la gravedad de la catástrofe, cómo se produjo la erupción, cómo afectó a las cuidades hora a hora, sus últimos habitantes, animales de compañía, ganado, incluso el pan y un plato con comida que posiblemente dejaron tras de sí abandonando todas sus posesiones, hogares, esperando poder regresar en algún momento.
Carlos III impulsó las excavaciones en estos lugares y descubrió que se trataba de los restos de la ciudad de Pompeya. A este monarca le fascinaron muchos de los objetos encontrados y de sus piezas favoritas ordenó realizar copias en yeso para poder llevar consigo sin dejar a los habitantes de Nápoles sin el patrimonio que les pertenecía, haciendo gala, en todo momento, de un inusitado sentimiento de respeto para su posición y su tiempo. Una de las piezas es la cabeza del dios Serapis, una prueba de la mezcla entre oriente y occidente con la influencia egipcia.
Finalmente, para despedir la exposición podemos admirar piezas romanas en la Península Ibérica, una recuerdo de nuestras raíces y la vinculación de Italia y España. Una mano de Zeus que sostiene un rayo con esa fuerza y delicadeza que sólo pueden expresar las esculturas clásicas es un gran ejemplo de uno de los ingredientes para el caldo de cultivo tanto religioso como artístico que ha formado parte del proceso de creación de nuestro país, uno de los más antiguos de toda Europa, según la mayoría de los expertos, a partir de la época visigoda, (en torno al siglo V) como unidad política y religiosa en un mismo territorio.